MUERTE EN CEMENTERIO

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MUERTE EN CEMENTERIO

Las insólitas tierras de los cementerios evocan una gran variedad de emociones para la mayoría de las personas. Por lo general, involucra a las diversas etapas en el duelo de algún familiar o amigo que ha fallecido. Pero también para algunos pueden provocar accidentes catastróficos e inesperados en los que ocasiona una muerte en cementerio.

Si bien es cierto que la mayoría de nosotros seremos sepultados en un cementerio al llegar nuestro momento, resulta inconcebible pensar en la posible muerte en un entorno tan desolado y espeluznante como son los cementerios.

Desde desgarradores acontecimientos hasta horribles asesinatos. Las próximas historias se adentran en una cadena de trágicas circunstancias demasiado extrañas para creer o imaginar.

Aplastado hasta la muerte

En julio de 2012, Carson Dean Cheney, de cuatro años, estaba visitando el cementerio de Glenwood en Park City, Utah, cuando sucedió esta tragedia.

Mientras la familia del niño paseaba casualmente por el cementerio del siglo XIX tomando fotografías de tumbas históricas, el niño revoltoso comenzó a jugar sobre una lápida fechada en 1889.

Sin ningún tipo de señal previa, la piedra de 2 metros y 113 kilos se desprendió de su base y cayó sobre el pequeño Carson. El niño quedó atrapado entre ella y una piedra del suelo. Tres hombres lucharon rápidamente por quitar la losa de encima del niño pero sus esfuerzos por salvar a Carson resultaron inútiles.

Declararon al niño de cuatro años muerto en un hospital cercano. El motivo era el de haber sufrido un traumatismo contundente en la cabeza, el pecho y el abdomen.

Lamentablemente, el horrible episodio de muertes debido a la caída de lápidas son demasiado comunes. Una niña que también tenía cuatro años murió aplastada cuando una enorme cruz cayó sobre ella mientras jugaba en un cementerio de Carolina del Norte. Sucedió tan solo un mes antes de que Carson sufriera el accidente.

Aún así, los niños no son las únicas víctimas de este tipo de accidentes tan inimaginables. En 2013, el jardinero de un cementerio de Edinburg, Texas, murió en el acto aplastado por una lápida que pesaba más de 900 kilos.

Circunstancias sospechosas

Una noche de Agosto en 2016, a las 03:30, los cuidadores del cementerio de Batavia, en Nueva York, se encontraron con dos cadáveres que yacían en medio de las lápidas del cementerio. Un sin fin de drogas se encontraban esparcidas alrededor de los cuerpos. Sin embargo, por el estado físico de los cuerpos, era evidente que su muerte no estaba relacionada con las drogas.

Aproximadamente 12 horas antes, una fuerte tormenta había azotado la región. Trabajando en conjunto con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, los investigadores pudieron determinar que había caído un rayo justo en la zona donde se encontró a la pareja.

La autopsia reveló que las víctimas, Richard Garlock, de 34 años y Jenea Macleod, de 32, habían sufrido lesiones térmicas atribuibles al alcance de un rayo.

El sargento detective Todd Crossett explicó:

«Parece que acababan de ir a la parte trasera del cementerio y estaban pasando el rato».

Sargento detective Todd Crossett

Sin embargo, uno solo puede extraer sus razones para que pasara a una hora tan sospechosa. En el momento de su muerte, 18 personas ya habían muerto por un rayo en los Estados Unidos ese año, nueve menos que en todo el año anterior.

Justicia denegada

En febrero de 1994, James Montgomery y Tony Carruthers, de 28 años, estaban decididos a tomar el control del tráfico de drogas en su comunidad de Memphis, Tennessee. Al mismo tiempo, ambos demostraban su crueldad junto a sus compañeros pandilleros.

Al hacerlo, el dúo secuestró al traficante de drogas Marcellos Anderson, de 21 años, a la madre de Anderson, Delois, de 43 y al amigo adolescente de Anderson, Frederick Tucker, de 17.

Los ataron y torturaron antes de llevarlos al cementerio local donde dispararon a Anderson y a Tucker. Los disparos no fueron del todo letales, pero las siguientes acciones de los secuestradores terminaron por si serlo.

Las tres víctimas fueron enterradas vivas en una tumba excavada para otra persona. Para cuando los encontraron, ya habían muerto de asfixia.

A los secuestradores se les declaró culpables de asesinato en primer grado y condenados a muerte. Sin embargo, el sistema judicial de Estados Unidos cambió de opinión casi 20 años después de sus condenas. Tras el fallo de un tribunal de apelaciones acerca de que Montgomery debería haber recibido un juicio separado del coacusado Carruthers. Montgomery se declaró culpable de cargos menores de asesinato en segundo grado. En diciembre de 2015, fue puesto en libertad con tiempo cumplido y sin libertad condicional.

Los familiares de la víctima estaban asustados e indignados, lo que se agravó con el hecho de que no fueron avisados de su liberación. A día de hoy, Montgomery camina por las calles como un hombre libre mientras su cómplice, Carruthers, continúa luchando por su libertad.

Todo por nada

Mientras visitaba un cementerio aislado del condado de Clay en 2009, en la zona rural de Kentucky, Jerry Weaver, su esposa y su pequeña hija se encontraron con un hombre fallecido que colgaba de un árbol con una cuerda atada alrededor de su cuello. 

La víctima había sido amordazada

Sus muñecas, pies y ojos estaban cubiertos con cinta adhesiva y solo vestía con un par de calcetines. La palabra «Fed» estaba garabateada en su pecho y una etiqueta de identificación estaba pegada con cinta adhesiva a un lado del cuello.

Más tarde se confirmó la identidad de la víctima. Se trataba de Bill Sparkman, un hombre de 51 años que trabajaba a tiempo parcial para la Oficina del Censo de Estados Unidos. Los investigadores estaban horrorizados por la naturaleza grotesca del crimen, pero estaban desconcertados por la falta de evidencia de una lucha.

El cuerpo de Sparkman no mostró signos de heridas defensivas o trauma. Sus resultados de toxicología fueron negativos y sus rodillas estaban a menos de 15 centímetros del suelo. No había ADN, aparte del suyo propio tanto en la cuerda como en el trapo de su boca.

Tras una mayor investigación, la policía estatal, el FBI, la oficina del médico forense y el forense del condado de Clay dictaminaron que la causa de la muerte fue un suicidio. Sparkman, que había sobrevivido a un cáncer, le había confesado recientemente a un amigo que creía que el cáncer había regresado. Después de la muerte de Sparkman, el médico forense determinó que el cáncer de Sparkman no había vuelto.

Los investigadores concluyeron que Sparkman organizó la espantosa escena antes de suicidarse para conservar el cobro de 600.000 dólares de dos pólizas de seguro que beneficiaría a su hijo. Este dinero solo se pagaría si la victima falleciese debido a un accidente o asesinato, pero no por causas naturales o suicidio.

Al final, su espantoso plan resultó inútil ya que no se emitió ningún pago por parte del seguro.

Asesinato de Maritza Martín Muñoz frente a las cámaras

El Día de Acción de Gracias de 1992, Yoandra Núñez, de 15 años, acabó con su propia vida con un balazo en el pecho.

Casi dos meses después, el padre de Yoandra, Emilio, se puso en contacto con la cadena en castellano Telemundo para instarlos a hacer una historia sobre la muerte de su hija. De pie junto a la tumba de Yoandra en el cementerio Our Lady Queen of Heaven, en North Lauderdale, Florida, la periodista Ingrid Cruz estaba realizando la entrevista con el abatido padre cuando la ex esposa de Emilio, Maritza Martín Muñoz, llegó inesperadamente.

Segundos después, Emilio sacó una pistola y le disparó a Maritza en la nuca mientras la cámara rodaba. Mientras Cruz y el cámara corrían para ponerse a cubierto, Emilio (que culpaba a su ex mujer de la muerte de su hija), disparó 11 tiros más contra Maritza mientras ella yacía en el suelo. A tan solo unos metros de la tumba de su hija.

Después de siete años de encarcelamiento, Emilio finalmente tuvo su día en los juzgados. Durante el juicio, se reprodujeron imágenes del tiroteo para el jurado, que tardó un poco más de una hora en emitir un veredicto de culpabilidad. Emilio Nunez fue sentenciado por el juez de circuito de Broward Daniel Andrews a cadena perpetua con un mínimo de 25 años antes de ser elegible para libertad condicional. 

Señales de más allá de la tumba

El 2 de septiembre de 2016 fue el último día de la vida de Raydell Hurt Jr. Ese fatídico viernes por la tarde, el niño de 10 años de Davenport, Iowa, estaba montando en bici por una colina empinada ubicada en el cementerio de Fairmount cuando se estrelló. El cuerpo de Raydell fue descubierto unas horas más tarde por un hombre que había perdido a su hijo de 11 años ahogado .

Curiosamente, este sería el comienzo de misteriosas coincidencias o quizás mensajes angelicales del más allá de la tumba. La mañana en que Raydell murió, su madre, Stefanie Barker, había enmarcado un autorretrato pintado de Raydell. Este había estado colgado en su refrigerador durante meses. A modo de profecía, Raydell se describió volando por los aires entre dos árboles después de caer de su patinete en una carretera con curvas.

Después del funeral del niño, los seres queridos comenzaron a buscar monedas de diez centavos de forma constante. 

“Es irreal la frecuencia con la que sucede. Mis amigos y familiares, cuando tienen un mal día, siempre encuentran monedas de diez centavos «.

Stefanie Barker

Supuestamente, los espíritus envían mensajes a sus seres queridos a través de monedas de diez centavos. Significa que los seres queridos están haciendo lo correcto o son valorados. Los afligidos padres de Raydell creen firmemente que su hijo les está enviando señales de que está bien y con Dios.

Hasta la fecha, numerosos miembros de la familia afirman ver, escuchar y sentir regularmente evidencias de que el espíritu de Raydell está presente. Desde bandadas de cardenales y libélulas que aparecen en casa del niño por su cumpleaños hasta mariposas que acompañan a la familia en su tumba.

Justicia retrasada

La noche del 15 de marzo de 1991, Jessica Keen, de 15 años, fue secuestrada mientras esperaba en una parada de autobús en Columbus, Ohio. Poco tiempo después, Keen logró escapar de su secuestrador, huyendo al cercano cementerio Foster Chapel en el condado de Madison.

Mientras corría por su vida en el oscuro cementerio se escondía detrás de las lápidas intentando evitar su captura. Keen corrió hacia un poste de la cerca y la tiró al suelo.

Antes de que pudiera volver a ponerse en pie, Keen la apaleó hasta la muerte con una lápida de 32 kilos que arrancó del suelo. Sus restos destrozados, con solo un sostén roto y un calcetín, fueron descubiertos dos días después.

Durante los siguientes 18 años, el caso estuvo frío. Sin embargo, mediante el uso de nueva tecnología en 2008, los técnicos de delitos del estado compararon las pruebas de ADN del asesinato de Keen con Marvin Lee Smith. Marvin era un violador condenado en dos ocasiones que estaba en libertad bajo fianza en el momento de su asesinato.

En un trato que le salvó de la pena de muerte, Smith confesó haber violado y asesinado a la joven de Westland High School. En 2009, fue condenado a 30 años y cadena perpetua.

Revolviendo desde dentro de la tumba

Una noche en La Entrada, Honduras, Neysi Pérez de 16 años se desmayó en su casa y nunca recuperó el conocimiento. El día después de su funeral, los miembros de la familia visitaron la tumba de la adolescente embarazada. De repente, escucharon golpes y gritos provenientes del interior.

La madre de Neysi, María Gutiérrez, dijo: “Cuando puse mi mano sobre su tumba, pude escuchar ruidos dentro. Escuché golpes, luego escuché su voz. Ella estaba pidiendo ayuda a gritos «. Los miembros de la familia inmediatamente comenzaron a abrir la tumba con un mazo, tratando desesperadamente de liberarla.

Cuando se extrajo el ataúd, la multitud que se había reunido notó que la ventana de vidrio del ataúd estaba rota. Una Neysi inmóvil, que aún estaba caliente al tacto, tenía rasguños en la frente y moretones en los dedos. A pesar de que sus frenéticos seres queridos la llevaron al hospital, una vez más fue declarada muerta.

Los médicos teorizan que Neysi pudo haber sufrido un ataque de pánico severo que detuvo temporalmente su corazón la noche de su colapso. También es posible que un ataque de cataplejía haya causado una pérdida de la función muscular voluntaria. Su familia cree firmemente que la adolescente fue enterrada viva y que sufrió falta de oxígeno mientras intentaba liberarse. Esto la llevó a su muerte real en la oscuridad de la tumba.

Verano del 97

En una tarde lluviosa de mayo de 1997, el jardinero del cementerio nacional de Finn’s Point, William Reese, estaba escuchando una estación de radiodifusión cristiana cuando alguien llamó repentinamente a la puerta de la casa del cuidador. Momentos después, Reese fue conducida al sótano de este edificio en el cementerio. Allí, recibió un disparo en la cabeza a quemarropa.

Los lugareños de Pennsville, Nueva Jersey, se quedaron atónitos ante el asesinato sin sentido del amado único cuidador en Finn’s Point. Fue uno de los pocos cementerios donde casi 2.500 soldados de la Unión y Confederados fueron enterrados en el mismo terreno. Durante los siguientes dos meses, los investigadores descubrieron que Reese fue asesinado únicamente por su discreta camioneta Chevrolet roja que sería descubierta en un estacionamiento en South Beach de Miami el 15 de julio de 1997.

A solo dos cuadras de distancia, el mismo día de verano, el magnate de la moda Gianni Versace fue baleado en los escalones de su lujosa mansión. Versace y Reese, cuyas vidas eran completamente diferentes entre sí, compartían un elemento horrible: su asesino, Andrew Cunanan. Al final, el asesino cobarde y a sangre fría se suicidó en una casa flotante de Miami con un balazo en la cabeza el 23 de julio de 1997.

Belfast, Irlanda

El 16 de marzo de 1988, los dolientes se reunieron en el cementerio de Milltown en Belfast, Irlanda, para honrar a tres miembros del IRA que habían sido asesinados días antes por las fuerzas especiales británicas. Cuando bajaron los ataúdes al suelo, Michael Stone, un miembro de los Ulster Freedom Fighters que se había infiltrado entre los dolientes, abrió fuego contra la multitud.

El sonido abrasador de los disparos cesó momentáneamente cuando Stone sacó las clavijas de sus granadas y las arrojó a los indefensos civiles presentes. Intentando escapar rápidamente, Stone fue perseguido por una gran multitud hirviente sedienta de venganza.

A pesar de lanzar más granadas y disparar tiros contra sus perseguidores, el único leal fue abordado y golpeado brutalmente antes de ser detenido por la policía. En total, 50 resultaron heridos y tres murieron, incluido el miembro del IRA, Kevin Brady

En el funeral de Brady, tres días después, sacaron de su vehículo a dos cabos del ejército británico que sin querer entraron en el cortejo fúnebre, los llevaron a un terreno baldío cercano y los mataron a tiros.

A pesar de recibir varias cadenas perpetuas, Stone fue liberado en 2000 bajo los controvertidos términos del Acuerdo del Viernes Santo. 

En noviembre de 2006, Stone fue arrestado después de irrumpir en edificios del parlamento en Irlanda del Norte armado con un hacha, cuchillos y explosivos. Después de ser declarado culpable de los intentos de asesinato de Gerry Adams y Martin McGuinness, dos líderes del Sinn Fein, Stone fue condenado a 16 años de prisión.