¿Qué sería de nosotros si no hubieran hoteles? Hay momentos en la vida en los que tenemos que estar fuera de casa, ya sea por negocios, estudios o incluso por unas merecidas vacaciones y es cuando los consideramos como ¨nuestro segundo hogar¨. Sin embargo, ese no es siempre el caso. A veces, la gente se registra al entrar, pero nunca llegan a hacerlo al irse… o al menos, no de la forma que esperaban. CONOCE LOS CASOS DE HOMICIDIOS SIN RESOLVER MÁS ESCALOFRIANTES EN HOTELES.
ROSE BURKERT Y ROGER ATKISON
Amanda Holiday Inn
En septiembre de 1980, Rose Burkert y Roger Atkison esperaban tener un fin de semana romántico cuando se registraron en el Amanda Holiday Inn cerca de Williamsburg, Iowa. Sin embargo, lo que lograron estuvo lejos de eso.
Al día siguiente de hacer el check in en el hotel, el servicio de limpieza fue a limpiar la habitación, pero no recibió respuesta desde el interior. Al entrar, el ama de llaves vio unos pies que asomaban por debajo de las sábanas y supuso que la pareja estaba dormida. Pero cuando miró hacia adentro un poco más, descubrió un espectáculo espantoso.
Las paredes, la alfombra y la cabecera de la cama estaban salicadas de sangre.
La pareja estaba acostada boca abajo en la cama con el cráneo golpeado, probablemente con un hacha. Sus manos y dedos también mostraban heridas como si hubieran tratado de protegerse la cabeza de los golpes.
Se determinó que la causa de la muerte en ambos fue la pérdida de gran cantidad de sangre y las lesiones cerebrales.
La entrada a la habitación no estaba forzada. De hecho, parecía que la pareja se había entretenido porque había dos sillas cerca de la cama y evidencia de que alguien había puesto los pies en el escritorio del hotel.
Lo único que vieron fuera de lugar y realmente extraño era la palabra «Esto» escrita en el espejo del baño con jabón.
Se entrevistaron más de 400 personas sobre los asesinatos, incluidos empleados del hotel y amigos cercanos de los fallecidos.
SUCESOS SIN RESOLVER
PRINCIPALES SOSPECHOSOS
El principal sospechoso era el exnovio de Burkert, Danny Burton. Burkert tenía una orden de alejamiento contra él y había dicho a las autoridades que él sería responsable si algo le sucedía a ella.
Sin embargo, Burton pasó una prueba de polígrafo y su coartada se comprobó.
Otro sospechoso era el tío de Atkison, Charles Hatcher. Asesino en serie que había escapado recientemente de un centro de salud mental de Nebraska. Pero nunca lo llamaron para interrogarlo.
Treinta y cinco años después, el asesinato de la joven pareja sigue sin resolverse.
Los investigadores lo describieron como uno de sus casos más desconcertantes. Todavía esperan que algún día se resuelva.
JERRY BUCKLEY
Hotel La Salle
El Hotel La Salle en Detroit (Míchigan), fue uno de los hoteles más grandes del estado con más de 800 habitaciones.
Con las renovaciones y mejoras, el hotel ha cambiado varias veces su nombre, de «Savoy Hotel» a «Hotel La Salle» a «Hotel Detroiter».
Durante años, también había sido escenario de actividades de mafias y delitos, incluido un asesinato sin resolver.
El 23 de julio de 1930, el popular presentador de programas de radio Jerry Buckley fue asesinado a tiros en el vestíbulo del hotel. Un cruzado contra el crimen organizado y las actividades de la mafia, Buckley solía usar su programa de radio como plataforma para expresar sus opiniones sobre el asunto.
Ese día, Buckley acababa de terminar su transmisión en el entresuelo y había bajado al vestíbulo a leer un periódico. Tres hombres entraron al hotel. Uno de ellos se quedó junto a la puerta, los otros dos se acercaron a Buckley y le dispararon varias veces. Luego, los tres delincuentes huyeron del lugar. De 12 disparos, solo fallaron en uno.
Las autoridades no están seguras de por qué asesinaron a Buckley a tiros, pero hubo algunas teorías. Tal vez una pandilla no apreció sus transmisiones contra el crimen organizado, o tal vez Buckley tenía vínculos con jefes de la mafia y había amenazado con ir a la policía.
Independientemente, el asesinato sigue sin resolverse.
LINDA MAYFIELD
Motel Starlight
El Deluxe Inn en Council Bluffs (Iowa), se encuentra hoy donde estuvo el Motel Starlight y donde tuvo lugar uno de los casos más horribles de Iowa.
Linda Mayfield, presunta prostituta, fue apuñalada varias veces en la cara, el pecho, el estómago, la mano y el pie.
La policía creía que el culpable era un hombre que la había contratado esa misma noche. Al llegar al Mercy Hospital la declararon muerta. La policía comenzó a buscar al hombre con el que fue vista por última vez.
Un amigo de Mayfield describió al hombre como un hombre blanco, bien afeitado, de entre 26 y 28 años que vestía una camisa azul y jeans.
Otros testigos en ese momento afirmaron que el hombre conducía un Ford Mustang rojo y se llamaba «Chris». Sin embargo, incluso con esta información, la policía no pudo encontrar al presunto atacante para interrogarlo.
En 2009, se puso en funcionamiento la Unidad de Casos Resueltos de la División de Investigación Criminal de Iowa.
Dos agentes y un criminalista se propusieron resolver el caso de Linda Mayfield. Aunque resolvieron otros dos casos que estaban sin resolver, no tuvieron éxito con la investigación de Mayfield.
En 2011, la unidad se cerró, lo que redujo las posibilidades de que el asesino de Mayfield fuera llevado ante la justicia.
DONALD FRASER
Hotel Racecourse
Donald Fraser, propietario del hotel Racecourse en Christchurch (Nueva Zelanda), fue encontrado muerto a tiros en su habitación del hotel el 17 de noviembre de 1933.
Su esposa, que había estado dormida en la habitación, se despertó por los disparos y descubrió el cuerpo.
Dos disparos en el pecho a quemarropa con una escopeta fueron la causa de la muerte.
Aunque la policía pudo probar los proyectiles encontrados en la escena y sabía que habían sido producidos por un fabricante en la costa oeste de Nueva Zelanda, la policía no pudo determinar quién era el propietario del arma.
Ese mismo día se había celebrado una fiesta en el hotel. Interrogaron minuciosamente a los invitados, pero no hubo pruebas suficientes contra nadie.
Aunque el homicidio causó sensación en los medios y se ofrecieron recompensas por información, nunca se llevó a nadie a juicio por el crimen.
LOS HERMANOS SMITH (SUCESO SIN RESOLVER)
Hotel Severs
Aunque las pruebas se han perdido y los involucrados en el caso han fallecido, el doble asesinato de los hermanos Smith en la habitación 819 del hotel Severs en Muskogee (Oklahoma), sigue siendo un misterio.
Alrededor de las 20:30 horas del 26 de abril de 1930, el personal del hotel fue llamado a la habitación 819 por un huésped frenético que decía que sus amigos estaban siendo asaltados en su habitación.
Al entrar en la habitación, el personal se encontró con una escena horrible.
George y David Smith yacían muertos en el suelo mientras un tercer hombre, John Wike, estaba atado de manos y pies. Wike también tenía una roncha roja en la cara.
El hombre que había llamado al operador del hotel era Powell Seeley, el tercer hombre más rico de Connecticut. Los hombres habían estado viajando juntos por negocios.
La policía quedó desconcertada cuando en el informe se dictaminó que había sido por robo. Los dos hermanos Smith llevaban relojes de oro y diamantes. La habitación no parecía estar desordenada y parecía que solo se les habían quitado 10 dólares en total a los hombres.
La policía estaba aún más confundida por las declaraciones de las dos víctimas suervivientes porque no coincidían con la información de la investigación general y los informes de la autopsia.
Como resultado, Wike y Seeley fueron inicialmente arrestados por los asesinatos pero liberados bajo fianza.
Finalmente, todos los cargos en su contra fueron desestimados.
Con solo pequeñas pistas a seguir, los investigadores finalmente decidieron que los conocidos ladrones Pat McDonald, Larry DeVol y James Creighton serían los principales sospechosos.
Aunque cada hombre admitió estar en el hotel o sus alrededores en el momento de los asesinatos y cada uno fue identificado positivamente por el personal del hotel, nunca hubo pruebas suficientes para llevar a ninguno de ellos a juicio.
RICHARD CONN
Motel Phillips
Nadie en el Melody Lounge en el segundo piso del Motel Phillips en Stickney Township, (Illinois), podría haber predicho que su noche de fiesta se vería interrumpida por la aparición de un joven que se agarraba el abdomen sangrando y gritaba pidiendo ayuda. 4 de enero de 1968.
Ese fatídico día, Richard Conn, de 19 años, recibió un disparo mientras trabajaba en la recepción del Motel Phillips, aunque nadie sabe por qué.
La policía creyó que se trataba de un robo a mano armada que salió mal, pero no faltaba dinero de la caja registradora. También había dos tazas de café caliente en el mostrador de recepción.
Un empleado fuera de servicio del motel que vivía en las instalaciones informó haber visto a dos hombres blancos salir de la escena en un Chrysler gris oxidado.
La policía ordenó que se detuviera cualquier vehículo que coincidiera con la descripción, pero ninguna otra unidad vio el automóvil.
Sin más pistas, la policía quedó perpleja y la investigación llegó a un callejón sin salida.
Casi 50 años después, sin embargo, la Unidad de Casos Resueltos de la Policía del Sheriff del Condado de Cook todavía está trabajando en el asesinato con la mínima esperanza de poder descubrir más pistas.
ALBERT ANASTASIA
Hotel Park Sheraton
Uno de los asesinatos más espantosos de la mafia ocurrió en el Hotel Park Sheraton (ahora el Hotel Park Central) en la ciudad de Nueva York el 25 de octubre de 1957.
Mientras el jefe de la mafia Albert Anastasia se estaba cortando el pelo en la peluquería Grasso del hotel, dos hombres armados y con la cara cubierta con unas máscaras entraron y dispararon contra Anastasia. Lo golpearon cinco veces, matándolo.
Este tipo de golpe fue poco común, ya que ocurrió durante el día en un lugar público abierto. Se especuló ampliamente que el subjefe de Anastasia, Carlo Gambino, planeó la emboscada porque creía que Anastasia se había convertido en un lastre .
A Anastasia lo enterraron unos días después del tiroteo en el cementerio Green-Wood en Brooklyn (Nueva York), entierro privado al que asistieron algunos amigos cercanos y familiares.
Aunque el asesinato causó sensación en los medios, este caso sigue sin resolver.
CUATRO MUJERES
Motel Golden Key
Más allá de las brillantes luces de Atlantic City (Nueva Jersey), se encuentra un oscuro misterio de asesinato y prostitución en el Motel Golden Key.
En noviembre de 2006, dos mujeres tropezaron con el cuerpo de Kim Raffo tendido boca abajo en una zanja de drenaje detrás del Motel Golden Key.
Cuando la policia llegó destapó tres cuerpos más, todos en varios estados de descomposición, en la misma zanja.
Sus nombres eran Tracy Ann Roberts, Barbara Breidor y Molly Dilts. Las cuatro mujeres habían trabajado como prostitutas en la zona.
Se cree que Dilts fue asesinada primero, aproximadamente un mes antes de que se encontrara su cuerpo, y luego Breidor, Roberts y Raffo. Dilts y Breidor estaban tan descompuestos que las autoridades no pudieron determinar la causa de la muerte, pero tanto Roberts como Raffo habían sido asfixiadas.
La policía creía que tenían un asesino en serie en sus manos. Sus dos principales sospechosos eran Terry Oleson, un hombre que vivía en el hotel y trabajaba como personal de mantenimiento, y Eldred Raymond Burchell (también conocido como el «hombre del río»), quien supuestamente le había confesado a otra prostituta que había matado personas.
Oleson envió muestras de ADN, pero no se realizó ninguna coincidencia forense. No se pudo contactar a Burchell para interrogarlo.
Nunca se realizaron arrestos. Pero las autoridades han continuado investigando el caso. Creen en la posibilidad de un asesino en serie, especialmente después de que varias mujeres más fueron asesinadas de la misma manera en Long Island.
JOLENE HAAS (CASOS SIN RESOLVER)
Motel Delroy
El 10 de noviembre de 1975, Jolene Haas, una prostituta de 22 años e informante del Departamento de Policía de Sioux Falls, fue encontrada asesinada en su habitación del Motel Delroy por dos agentes especiales que habían ido a ver cómo estaba.
Haas había proporcionado información a la policía sobre delitos que involucraban a numerosos miembros de la droga de Sioux City y bandas de moteros fuera de la ley.
La policía había trasladado a Haas al motel después de que tres hombres la golpearan y la violaran durante un negocio de drogas.
Pensaron que eso la mantendría a salvo antes de que testificara contra varios pandilleros. Sin embargo, un mes después de su registro, estaba muerta.
Se interrogó a numerosas personas, incluido un hombre que había presumido de haber matado a Haas por dinero. Pero pasó una prueba de polígrafo y lo liberaron.
Encontraron a otro sospechoso asesinado y enterrado en un maizal. Todos los demás sospechosos y pistas se agotaron y este caso sigue sin resolver.
En 2014, la policía de Rapid City contrató a Wayne Keefe como investigador de casos sin resolver.
Uno de sus casos es el de Jolene Haas, donde está preparando nueva información, organizando archivos antiguos y revisando un asesinato que ha permanecido sin resolver durante 40 años.
JON WEAVER Y KERSON PRAPONPOJ
Motel Saw Mill River
El Motel Saw Mill River en Elmswood (Nueva York), fue un lugar de rodaje de la película Disconnect de 2012. Pero también fue el escenario de un doble homicidio sin resolver que había ocurrido casi 20 años antes.
Después de trabajar en el turno de noche, Jon Weaver regresó al motel la tarde del 5 de septiembre de 1995 para recuperar su ticket de pago.
Cuando se iba, le dispararon a él y a Kerson Praponpoj, el empleado de turno. Weaver murió en el lugar, pero Praponpoj permaneció en coma durante más de cinco años antes de sucumbir a sus heridas.
Aunque no hubo testigos presenciales, el motivo parecía ser un robo . El agresor se fugó con unos 400 dólares. No se encontraron huellas dactilares en el lugar.
Aproximadamente seis meses después, se utilizó la misma arma en otros dos robos.
En el primero, la víctima sobrevivió a su herida de bala.
En el segundo, el propietario de una tienda de delicatessen, Abe Lebewohl, murió con esa pistola .
Tres días después del asesinato de Lebewohl, el arma s descubrió en Central Park.
Incluso con el arma en su poder, la policía no ha podido descubrir quién cometió los asesinatos y los casos siguen abiertos.